Entradas de] Leonel A. Mitre

El abrazo de tango no solo es con el alma

Es siempre especial pensar en el tango (en este caso la danza del tango, bailarlo) como en el encuentro de dos almas que (a pesar de un posible desconocimiento previo) logran encontrarse y aunarse en la decodificación de un grupo de señales que determinan movimientos, pero además (y especialmente) resulta poético aceptar o asimilar que […]

Tango, un acto de magia

Hace poco, en una de esas bibliotecas de casonas porteñas que son una especie de tesoro escondido hasta por sus propios dueños, puesto que fueron transmitidas de generación en generación y pocas veces visitadas, me crucé con un sinfín de libros sobre tango, disímiles y extravagantes en su mayoría, muy serios y hasta filosóficos algunos, […]

Verano, Tango y Buenos Aires

Hay artículos que se escriben con un afán informativo: quienes escribimos damos algunos rodeos (si tenemos algo de voluntad literaria en la labor, algo de poesía encerrada en la esfera del devenir de la rutina), preparando más o menos el terreno para decir algo que queremos o necesitamos decir, que explica o describe o guía. […]

Aprender a bailar tango, un viaje de ida

Tango en sepia. Como argentino, por supuesto, durante mi infancia no era difícil cruzarme con el tango. Todavía permanecen en mi memoria los vinilos de papá con las tapas de Julio Sosa o Di Sarli, (sus reliquias más preciadas), o pasar a la salida de la escuela delante de los cafetines en los que los […]

Sobre los códigos del tango

Hace un tiempo, conversando con personas que, aunque argentinas, eran del todo ajenas al ambiente del tango, entendí que una de las particularidades más notorias de las milongas es, para quienes no las conocen, un serie de reglas que la rigen, en su enorme mayoría tácitamente. No queda claro si estas reglas estaban impuestas desde […]

NOVI SAD TANGO CITY, NOVI SAD, SERBIA.

Todo manifestación artística, en su esencia está conformada por contrastes que a su vez actúan como espejos (que no consideramos abominables a pesar de nuestro adorado Jorge Luis Borges; ni a ellos ni mucho menos a la cópula, aunque a él le consintamos todo) que permiten tener una idea más acabada a partir del reflejo […]